Cada vez que una persona llega a tomar terapia conversamos de muchas cosas y claro, reforzamos sesión a sesión algunas otras. No se trata de juntarnos a realizar una ceremonia con invocaciones u otros, se trata de simplemente hablar sobre los conflictos que puedan presentarse y en base a esto, recibir alguna terapia.
No es magia.
Si las terapias hicieran magia, nuestra vida en este plano sería muy sencilla y podríamos adolecer de muchas cosas, total las terapias lo solucionarían. En este aspecto las terapias son un complemento a quizás, un tratamiento médico, psiquiátrico, psicológico u otro que la persona este tomando. Por otro lado estas nos ayudarán en distintos aspectos de la vida, que muchas veces pasamos por alto o simplemente desconocemos de nosotros.
“La magia existe, lo bonito del proceso es que tú te conviertas en tu propio mago para mejorar.”
El proceso es único en cada persona que recibe terapia, por lo que dicha “magia” siempre será diferente. Es así como el terapeuta te apoyará en todo el ciclo de volver nuestra consciencia a la “perfección”. ¿Qué o cuál perfección? La que es “perfecta” para cada uno, y que por arte de nuestra propia magia, nos ayudará a desapegar de las limitantes que hemos vivenciado y experimentado en esta vida, sin antes haber observado y aprendido de ellas. Creo en la magia, la he practicado para mí con asombrosos resultados, me ha ayudado a sentirme mejor y vivir ciertos momentos con mayor ecuanimidad. Lo difícil de practicar dicha magia es ser consciente, constante y creer en el proceso. Lo fácil, es que una vez interiorizada es sencillo ponerla acción las veces que sea necesario.
Conviértete en mago.
¿Podemos ser nuestros propios magos? La respuesta es “absolutamente sí”. ¿Es necesario tener conocimiento o haber recibido algún tipo de terapia? La respuesta es “absolutamente no”. ¿Cómo puedo ser mi propio mago? Siendo constante y consciente de tu valía, amor propio, poder personal, empoderamiento e ir sanando ciertas relaciones que son basales para nosotros. Por otra parte comprender que no podemos hacer todo en un día, que ninguno de nosotros nace sabiéndolo todo (al contrario). Creo que cuando nacemos, la única certeza que tenemos es que en algún momento de este vida volveremos a la fuente. Por lo mismo, la vida se transformará en un constante aprendizaje. Ser mago también considera tener consciencia y noción del tiempo, de lo que puedes hacer día a día y lo que deberás posponer para realizar en otro momento. Ser mago es realizar un acto diario de magia contigo, y este acto, debe emanar desde el amor.
Me gusta asociar la magia al proceso de sanación. Ya que es algo que nos conecta con nuestra infancia, ingenuidad y apertura total a observar y aprender cada proceso que presenciamos cuando somos niños.
Conectemos con nuestro lado de mago.


