Hace un tiempo quería escribir de esto, ya que es un temazo dentro de las terapias energéticas. Según mi formación y numerología (académica, social y mental), sería muy difícil llegar a creer en esto. La típica pregunta “¿Pero como tú crees en eso?” la he escuchado muchas veces de mis familiares y amigos (claro sin mencionar las burlas). En eso, mi respuesta es “Sí creo”. Desde el ateísmo me acerqué a esto y si yo pude llegar a creer o mejor dicho, generar la apertura a lo nuevo, ¿Porqué tú u otros no? Efectivamente el cambio en mí vino desde el dejar de creer solo en lo que mis ojos y manos podrían ver y tocar.
¿Es nuestro creer algo genuino?
La respuesta a esto no la tengo. Solo puedo decir que mi creer sí es genuino y día a día lo reafirmo y día a día me vuelve a sorprender. Creo que en el inicio, comenzamos a establecer realidades o creencias en base a lo que nuestra familia nos transmite. Si mi familia profesa algún tipo de religión, por lo general los hijos, nietos y otros pertenecerán a la misma, algo así como una “herencia”.
Contaré mi experiencia. Mi mamá Católica, mi papá Ateo. En mi caso me incliné por el ateísmo hasta el año 2015. Vivir desde el ateísmo era más fácil, si lo veía y tocaba existía, si no, rotundamente NO. Por lo mismo, la respuesta a la pregunta ¿Cómo creo en eso o esto?, estará en nuestro pensar y sentir. Pensar, por el momento reflexivo de comprender el porque creo en algo, si es por mi consciencia o por herencia. Sentir, por un nuevo momento reflexivo de conectarme con mis emociones y sensaciones enfocadas en mi relación “amorosa” con mis creencias.
De echo, el amor será una creencia que para cada uno de nosotros establecerá un desde, y ese desde no será el mismo para el otro. Por ello, el amor no es medible, cuantificable, estandarizable, ni menos mentalizable, el amor será diferente para todos. En este caso 2 + 2, será igual a cualquier resultado menos al esperado.
Ante todo, respetar.
Tengo amigos ateos, agnósticos, católicos, cristianos, testigos, judíos y algunos de otras religiones, unos más respetuosos que otros. En algún momento también me reí de sus creencias, pero finalmente todos apuntamos a lo mismo o nos encontramos en un consenso, y este es: “algo superior nos creó y nos permitió vivir”, esto sin entrar en temas de vidas pasadas u otros. Quizás el respeto por el otro comienza en eso, entender que es un otro y no un uno.
Como he comentado anteriormente, estamos en momentos, tiempos y ritmos diferentes, por lo mismo las aperturas de ver, creer, sentir, observar y aprender serán distintas para todos. Cuando establecemos una creencia lo hacemos desde algo que por lo general hemos aprendido y eso está afirmado por algún tipo de comportamiento, estudio, casos clínicos, demostraciones de cualquier tipo, entre otras. Para el caso de las terapias, las demostraciones se basan en las experiencias de las personas que las reciben y que ellos cuenten el resultado o beneficio percibido. Sería muy raro ver a un laboratorio farmacéutico realizar estudios de esto, ya que en el caso de ser positivo, creo no sería muy conveniente para ellos.
El creer, a mi manera de ver, se establece en lo que sentimos, vemos y establecemos como algo que ES y tiene una significancia para nosotros. Desde ese punto de vista, también podríamos indicar que creer es un acto de Fe sobre las cosas inmateriales que tienen sentido para nosotros.
Como llegué a generar la apertura o creer.
Uno de los momentos más extraños que he vivido, fue el día que generé la apertura o pude ver. Quizás contar mi experiencia pueda ayudar a quienes no se atreven. La primera terapia que recibí fue Reiki. Recuerdo que en una clase la profe pregunta, “¿Quién puede ver si estoy con alguien más?”. Lo primero que me pasó al ver 3 entidades rodeando a la profe fue poner la mente al servicio del juicio, luego me pase la mano por los ojos y pensé “quizás tengo sueño”, acto seguido mis manos sudaron y me puse nervioso por el simple echo de no poder comprender (entender) lo que estaba pasando. En ese momento comenzó el quiebre y la apertura. La profe pregunta “¿Y, el ateo, puede ver algo?”. Desde el final de la sala apunté donde estaban esas 3 entidades. Desde ese día solté lo mental y dejé que día a día lo no “comprensible” me sorprendiera. Comencé a observar mi intuición y creo que el famoso “despertar” comenzó.
En el ver y creer me ha tocado de todo, luz y sombra, no podemos creer que por un “despertar” sólo veremos luz o cosas bonitas, al contrario, veremos lo que toque ver y según con quienes o quién nos relacionemos. Las energías a diario están entre nosotros, debemos observarlas y aprender de ellas, creo que el proceso de “despertar” no acaba nunca, todos los días reafirmaremos nuestras creencias y cada día traerá nuevas formas de relacionamiento con lo energético o espiritual.
Creer está generar la apertura a lo nuevo, sin juicios, dejándose sorprender por el proceso. También el confiar en nosotros sobre todo en las cosas que no comprendemos o no hemos experimentado nunca. Es más sencillo creer en lo que ya está escrito que en lo que está por escribirse.
Si el ser humano no creyera en él, en sus tincadas, intuición o ideas, todavía estaríamos viviendo en cuevas.


