Muchas veces me han consultado por equipos de trabajo en diferentes ambientes laborales, sociales, culturales y en general, en donde exista más de una persona que realice una tarea para un mismo fin.

Podríamos decir que un equipo se compone de 2 personas como mínimo, ya que es aquí donde el objetivo será el mismo pero tendremos distintas visiones sobre un mismo tema, opciones y perspectivas. En la medida en que los equipos crecen, comienzan a formarse grupos y dentro de estos, alguien que pueda o no liderarlos, ya sea de manera activa o pasiva. En un equipo tendremos diferentes sistemas funcionando, y con esto me refiero, a que cada persona dentro de un equipo será un sistema o incluso un universo distinto. Aquí es donde la energía, onda, experiencia, conocimiento, empatía, escucha y observación, entre otros, comienza a jugar un rol importante para el correcto (o no) desarrollo de la tarea u objetivo común.

El unirse a un nuevo equipo nunca será fácil, siempre observaremos juicios de quienes no nos conozcan o por defecto, tiendan a desconfiar de lo nuevo, lo no conocido, lo no experimentado o también puedan sentirse vulnerables a lo nuevo.

Por lo general los equipos toman tiempo en formarse, a esto debemos sumar la rotación de personas dentro de una organización, el apaciguamiento, cansancio, desgana y la vida cotidiana que está llena de otras responsabilidades que serán ajenas a nuestro objetivo y que por lo general, pocos tendrán la intención de informarse o saber al respecto. Hasta aquí, puras tragedias, hasta aquí, la montaña que debemos escalar es cada día más grande y empinada.

En terapia podemos trabajar sobre grupos, quizás mezclando terapia de respuesta espiritual y numerología, ambas son una gran herramienta para revisar limitantes y lo más importante, los desafíos que tendremos que sortear para lograr la ansiada sinergía.

La oportunidad siempre estará latente, lo único que puede frenarla es nuestra consciencia.

Por lo general los grupos tendrán un líder (concepto distinto al de jefe), este deberá tomar responsabilidades, ser objetivo y conocer a cabalidad las capacidades de cada uno de los integrantes de la organización. También será quién guíe al grupo completo a obtener mejoras constantes en el tiempo, pero a medida que su responsabilidad asciende, la tarea y la mochila que cargará será más grande y pesada. Aquí es donde aparecen las consciencias del grupo completo, que deben ser formadas y trabajadas en pro del objetivo común y con la clara visión de que siempre debemos confiar, apoyar y conversar con nuestro o nuestros líderes. Por ejemplo, que pasa si nuestro líder no está, se siente mal o que simplemente no es su día? Será responsabilidad de todos sacar el trabajo adelante, actuar en consciencia, responsabilidad y en consecuencia, pero a su vez, es la oportunidad de aplicar el conocimiento adquirido en años y años de mejora personal.

Los equipos no se destacan por individualidades, los equipos se destacan por el marco general que los lleva al éxito. Es lo mismo que un equipo de fútbol sin su jugador estrella, este decae y por lo general pierde. Pero qué pasa si el equipo completo está consciente y tiene la capacidad de mirar al del lado, tomar distancia y mirar el cuadro completo? Seguramente cada integrante se sorprenderá de la capacidad de cada uno y del conjunto, también podrá explorar otras formas de explotar y experimentar su conocimiento en pro del todo (equipo) y es aquí, donde probablemente se comenzará con el crecimiento y alza continua de los famosos KPI que tanto miden por ahí.

Si una estadística determinada nos dice que somos “El mejor”, pero que en equipo sólo somos uno más, ¿no será que esa estadística estará constantemente alimentando nuestro deseo de brillar (aquí conocido como ego), más que hacer brillar el deseo del todo? (el objetivo común).

Será que sí leemos la estadística al revés (los puntos bajos), encontraremos la real tarea que debemos observar y mejorar en nosotros para que el equipo funcione? Quizás el leer la estadística completa al revés nos dirá en dónde fallamos colectivamente y qué es lo que debemos mejorar? O sólo leeremos la estadística bonita que dice “Lo hiciste súper bien”. En este punto de consciencia egoísta aparece un mundo sombrío dónde lo único que existe es el “yo”.

Finalmente, si un equipo gana sólo se celebra, se dan abrazos, felicitaciones, sonrisas, alegrías e incentivos (incluso el equipo comienza a ser visto por otros, generando el deseo de unirse). Pero cuando un equipo pierde pasa absolutamente todo lo contrario e incluso algunos pueden abandonar el barco. Es en la pérdida donde se ven los compromisos, es en la pérdida donde se ven las confianzas, es en la perdida donde se reafirman las relaciones, el amor y la convivencia. Es en la pérdida donde encontraremos las oportunidades, sin la experiencia de no ser equipo, nunca llegaremos a ser uno.

Entropía y singería, las entiendo como oportunidades constantes de mejora, aprendizaje, observación y ampliación de la consciencia. En el uno vas desde la sombra a la luz y en el otro de la luz a algo mucho más luminoso, constante y próspero.

El éxito personal dentro de un equipo, no es éxito, es sólo el ego haciéndote un guiño

En el resumen, un equipo es una relación de pareja, laboral, deportiva, social, cultural, política, económica y muchas otras, pero todas con un fin en común. El hacer crecer un equipo tiene responsabilidades, pero esta acción es de todos quienes lo componen, ya que cada integrante es y será pieza fundamental de su éxito o fracaso.

A mis compas de RDA con cariño, aprecio y admiración.

 

 

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