Durante toda nuestra vida estaremos expuestos a la dualidad. Basta con tener que elegir con qué me voy a vestir para que comiencen los problemas (claro bien livianito el ejemplo). ¿Cómo o qué es la dualidad? Podríamos definirla simplemente, como lo opuesto a algo y que eventualmente nos puede generar algún tipo de ruido o conflicto. Ejemplo: El día y la noche. Algunos van a preferir el día y gozarán con este, mientras que en la noche pueden presentar algún tipo de problema.

La dualidad como camino a la observación.

Cada vez que tengamos contacto con la dualidad, esta nos presentará ciertos conflictos, más o menos resueltos, pero conflictos al final del día. Quizás muchas veces podamos observarlos y decir “ya pasará” o también “enfrascarnos” en ellos sin poder soltarlos, generando diversos apegos y con eso otra limitante. Si pudiésemos detenernos y observar esa dualidad, aquel opuesto a uno que nos genera algún tipo de molestia o limitación, seríamos capaces de vernos en ella y contemplar que cosa en específico nos complica de esta. Por lo general una dualidad será un espejo nuestro.

“Una dualidad presente durante toda nuestra vida, serán nuestras relaciones de pareja.”

Observar y trabajar una dualidad no es sencillo, ya que tendremos que activar nuestra escucha y empatía profunda a nuestro servicio, liberando los apegos y las barreras para poder ver eso que nos conflictúa. Por otra parte tendremos que estar dispuestos a experimentar estas situaciones “problemáticas”, ya sea con uno o en conjunto con el otro. Por otra parte la dualidad (número 2), es un principio que observará lo masculino y lo femenino, lo paternal y maternal, en sí, experimentará todo de manera dual, como también el amor y el sufrimiento.

Pasado y presente.

Una dualidad importante es el pasado que contrasto o sigo viviendo en el presente. En este punto vale preguntarse ¿Qué sigo repitiendo de algo que “ya dejé atrás”? ¿Qué cosa aún no entiendo de ese momento particular e individual que ya pasó? Si observamos que muchas cosas aún están presentes, es debido a que nuestra dualidad no es capaz de resolver temas del pasado. El dar un paso, continuar, observar y aprender es parte del siguiente paso. Dicho avance sería capacidad objetiva de poder observar el pasado y el presente consciente de lo aprendido y con esto, soltar la dualidad. Finalmente, nuestra capacidad de crear, equilibrar y no juzgar se pondrá a prueba en ese preciso instante donde soltaré la limitante dual.

El poder comprender cuándo entramos o estamos en un estado dual, hará referencia a ciertos conflictos que resonarán en nuestra cabeza y corazón y que requerirán de una escucha profunda, empática e integrativa de lo que nos aqueje. En ese momento deberá aflorar nuestro sentido amoroso, romántico, maternal y paternal para balancear nuestras dualidades. Por otro lado debemos colaborar con ello, ser un buen juez y aprender a protegernos de nosotros y el daño que podamos habernos causado.

El sentirnos dignos, escuchados, valorados y suficientes de y para nosotros, además de ser conscientes de nuestro amor propio, nos ayudará a salir de nuestra dualidad.

Sé que somos capaces de amarnos, definir objetivamente, soltar y avanzar en nuestra vida. Con estas herramientas iremos solucionando nuestras dualidades.

Si Roma no se hizo en un día. ¿Nosotros debemos ser diferentes?

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