Si miramos detenidamente la carta del Ermitaño veremos muchos símbolos: un farol, bastón, soledad, luna, estrellas, ropas y colores varios. Cada uno de estos elementos se usa en la interpretación de esta carta en el Tarot. En este artículo no hablaré del Tarot, pero sí escribiré sobre lo maravilloso de esta carta que claro, puede tener (como todo) un lado oscuro.

El ermitaño, una de mis favoritas.

Esta carta en conjunto con “El Colgado” es una de mis favoritas del Tarot. El Ermitaño, representado por el número 9, simboliza el abstraerse de la realidad en un viaje interno para aprender e integrar las diversas experiencias que hemos vivido, como también el poder ver “el todo” desde un plano más alto, tranquilo, apoyándose en el bastón (conexión entre lo terrenal y espiritual) y siempre guiado por la luz de su farol.

“El Ermitaño transita por la luz y sombra, los observa con equilibrio para obtener conocimiento.”

Lo genuino y verdadero del Ermitaño está en la interpretación de su carta, ello recae en la abstracción que tiene para depurar experiencias y aprender de ellas. También en su capacidad de soledad para encontrarse con él, y a su vez, volver a reconocerse. Aceptar su sabiduría y volver a recorrer un nuevo camino, cargado de más experiencias de observación y aprendizaje desde un plano contemplativo, siempre en equilibrio y portando la luz como guía, fuente de vida y conocimiento. Mientras que su bastón, llevado por su mano izquierda será un apoyo vital en los momentos donde el corazón flaquee y pueda tornarse un poco oscuro o se sienta derrotado emocionalmente para avanzar (todo esto según de quién lo acompañe en una tirada).

El 9 como el triple equilibrio.

Que El Ermitaño este representado por el número 9 no es coincidencia. Este número integra los 3 equilibrios (3, 6 y 9), y como también señala la numerología pitagórica es el fin de un proceso, comprender e integrar lo aprendido para comenzar un nuevo ciclo. El Ermitaño también nos pide volver a nosotros, para que nuestra verdadera sabiduría, que se encuentra en nuestro interior, sea capaz de ver la luz. Esta la veremos reflejada si somos capaces de abstraernos o de vivir un proceso determinado de introspección. Por otra parte nos da cierta señal de nuevos comienzos a la luz de su farol (energía luminosa). También es importante destacar que el número 9 como imagen, nos indica que debemos INTEGRAR para entender el TODO, ese todo sería representado por la unión o por el 0 (cero). Aquí es donde podría detenerme e indicar que para que todos podamos ser parte de un todo y respetarnos como tal, simplemente debemos comprender la simbología del 0 (número) y de la O (letra). Esto último para ser considerado en el concepto de inclusión.

Comprensión del camino del número 9.

El camino que se inicia en un punto, se completa al recorrer 9 números del transitar en planos terrenales. Con ello se comprende e integra lo vivido.

Un Ermitaño sombrío podría querer cambiar el mundo desde su única visión (resentimiento social), por otra parte podría tender a luchar con él mismo, no considerando sus experiencias vividas. Podría perfectamente asilarse de la sociedad y desaparecer en un pensamiento sombrío y egoico. Al aislarse podría tender a no aceptar realidades, volverse introvertido, solitario y muy sensible a la presencia de otros y claro, como tiene la creencia de “soy sabio” la única realidad correcta y justa sería la de él.

El poder observar el todo con humildad, tolerancia y apertura a recibir nuevas experiencias y conocimientos, nos permitirá ayudar a nuestro Ermitaño a encontrar la luz y sabiduría en cada paso que podamos dar. Todos somos parte del todo y debemos comprender que por más pequeño que algo o alguien sea, será parte de nuestro proceso evolutivo. Dejemos que la luz de nuestro farol nos guíe en nuestro andar.

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